Gimnasia artística
Deportista | Puerto Rico
Comencé la gimnasia cuando tenía 4 años porque mis papás eran entrenadores de la disciplina. Así que cuando ya estaba lista para empezar a jugar con el deporte, pues mis papás empezaron a poner la cuna dentro del gimnasio hasta que entre juego y juego comenzaron los entrenos regulares. Mi primera entrenadora fue mi mamá, y cuando alcancé un nivel más avanzado pasé a entrenar con mi papá; el año pasado fue el último año que entrené con él. ¿Qué tal fue la experiencia de tener a tu mamá y a tu papá cumpliendo roles de padres y entrenadores? Fue muy interesante, aprendí a respetar y a tener sentido de responsabilidad a una temprana edad. Aprendí a trabajar igual de duro que todas las demás niñas en el grupo, porque mis padres asumían su rol de padres fuera del gimnasio solamente, dentro del gimnasio eran mis entrenadores y yo no tenía más ventajas que nadie. Fue difícil, pero hoy soy quien soy gracias a eso. ¿Cómo manejas tu mente al momento de competir? Antes de todas las competencias encuentro la paz mental orando, pero físicamente hago ejercicios de respiración para controlar los nervios y en cierto sentido apaciguar la adrenalina... algo que siempre tengo en mente durante toda la competencia es disfrutar, porque ya lo más difícil (la práctica) pasó, así que cuando se compite es simplemente disfrutar de todo mi trabajo Codificaste un elemento, “el Maldonado”. ¿Cómo fue ese proceso? Con lo del triple fue una competencia bien especial. A son de juego yo comencé a practicar ese elemento cuando tenía como 10-11 añitos y recuerdo cuando mi papá me decía “eso será tuyo, ya verás”. Lamentablemente no encontrábamos una competencia ideal para presentarlo, porque es un elemento de alto riesgo y si fallaba en eventos clasificatorios nos podía costar el puesto al equipo, así que lo dejé de practicar en serio hasta que me mudé a Iowa (EEUU) para terminar mi carrera universitaria. Después del mundial que hubo en Stuttgart, mi entrenador actual (Nilson Savage) me dijo que tenía cuatro semanas para sacar el elemento al piso duro y competirlo. En exactamente 4 semanas logré hacerlo. Tengo que admitir que el que presenté en la competencia no fue el mejor, pero estoy orgullosa, porque sé que este deporte me ha hecho pasar por las mejores y peores situaciones en mi vida pero hoy puedo decir que dejé mi marca en la gimnasia; algo que nadie me puede quitar. ¿Te animás a contar los mejores y peores momentos? Las peores pues fueron muchas lesiones, entre ellas una con la que tengo que vivir al día de hoy; me lastimé la espalda. Fue un momento bien difícil, tuve un momento de frustración y desánimo. Apenas tenía quince años cuando eso pasó. También, pues me he perdido la oportunidad de clasificar a los juegos olímpicos dos veces ya, la primera vez por falta de experiencia, y la segunda porque faltó apoyo. Yo realmente considero que han sido los peores momentos dentro de este deporte. Los mejores han sido realmente lo que me han mantenido perseverante, logré presea en los juegos centroamericanos, tuve una gran posición en la final all-around en los juegos panamericanos, tengo un elemento en el código de puntos, y actualmente estoy haciendo gimnasia colegial (que es un mundo aparte completamente de la gimnasia elite). Estoy aprendiendo y disfrutando, así que todo lo malo valió la pena. He hecho muchas amistades alrededor del mundo y también conocí a mi pareja dentro del deporte ❤.