Gimnasia trampolín
Deportista | Colombia
Mi mamá se inscribió en un gimnasio convencional y necesitaba meterme en alguna actividad mientras ella entrenaba. Los hijos de los dueños del gimnasio eran Nani, entrenadora de rítmica y José, entrenador de trampolín. Me antoje de la rítmica pero definitivamente ni mi personalidad ni mi físico encajaba con ese deporte. Nani desde la primera clase me llevó con José a qué probara el trampolín y ahí me quedé. Empecé con siete años y a los diez tuve mi primer internacional en París. ¿Qué aspecto de tu personalidad crees que no iba con la rítmica y si con trampolín? Siempre he sido bastante enérgica, en la familia dicen que tengo arranques de caballo loco. La rítmica consiste en bailar más bien despacio, "deshacerte" en un tapiz. Y el trampolín es más de subirte a "reventar" el trampolín, ¡es una explosión de adrenalina! Los entrenamientos de las ritmiqueras eran estiramientos y más estiramientos, además de ballet. En trampolín era saltar, sentir que volaba, lanzarte a hacer piruetas... Nada que ver. Aunque obviamente al pasar a elite, haces también flexibilidad y tal vez algo de ballet. La rítmica era como demasiado pausada para mí, ja. Ojo, no le quito la importancia y dedicación que exige la rítmica, ¡para nada! El trampolín requiere de valentía, cuando te ves a cinco metros y tienes que hacer un triple, o cuando tienes que salir hacia atrás sin ninguna referencia visual sino hasta el aterrizaje.., son sensaciones de adrenalina que jamás vas a encontrar en rítmica. Es más "salvaje", ja. ¿Hay miedos en la gimnasia trampolín? ¿Son frecuentes? Son frecuentes, en lo personal hay muy pocos días que sienta tener el control al 100%, igual que mis compañeros. Normalmente salen dudas de que si no haces lo que debes hacer mientras estás en el aire, te puedas perder a mitad del ejercicio y acabar teniendo un accidente. Pero en realidad está tan afianzado y tan mecanizado que es difícil que pase eso, a no ser que haya un elemento distractor, como por ejemplo que se cruce una pelota (cuando se comparte el espacio), que haya un apagón, o algo así que verdaderamente vaya a influir. No sé si has oído hablar del síndrome del elemento perdido: Se trata de cuando olvidas un elemento y te encuentras que no sabes cómo hacerlo. Normalmente ese olvido lo provoca una caída, una lesión, o incluso algunas deportistas de ver a algún compañero perderse dejan que les consuma el miedo y lo sufren. Ahora dentro de esta pandemia precisamente el miedo a volver a realizar los elementos es grande. En Colombia los miembros del equipo nacional llevamos desde el 19 de marzo totalmente parados sin acercarnos a un trampolín y trabajando única mente el físico . A la hora de pensar que estoy encima de un trampolín me dan esos nerviecitos de… ¿y si me encuentro con miedo de volver a hacer algún elemento? En cuanto a cómo los trabajamos, hay quienes confían en el psicólogo que utiliza técnicas de visualización y hay quien intentan, en mi caso, no pensar en lo que tengo que hacer, soplar fuerte, y concentrarme en la contada de los saltos que hago antes del elemento. Es decir, pongo toda la atención en los saltos de antes para intentar no pensar en lo que me está dando miedo. Normalmente funciona, aunque hay veces que se necesita más de un intento. Yo creo que el trampolín es un deporte de sensaciones. Aprendes a sentir cada movimiento, y en el momento en que surge ese miedo o duda, normalmente buscamos seguridad en querer verlo, imaginarlo, y ahí es donde cometemos el error, por lo menos bajo mi punto de vista es así. El hecho de abrir un poquito antes un elemento también provoca una sensación extraña. Abrir un brazo más de la cuenta, girar con los brazos en otro lado, juntar o separar las rodillas de una manera diferente a la habitual... todos esos son gestos que siempre nos van a hacer sentir el elemento diferente, y en muchas ocasiones (dependiendo de la experiencia y del nivel de dificultad del elemento) crearan esos miedos a querer hacerlo otra vez por si te pierdes y te caes. ¿Cómo era un día común en tu rutina previo a la pandemia? Tenía un gimnasio que me tocó cerrar por el Covid. Partiendo de ahí, daba clases todos los días a las 8.00am con el adulto mayor, a las 10 empezaba mi entrenamiento en el estadio hasta las 13 o 13.30. Salía a preparar almuerzos, organizar un poco la casa y descansar un poquito, y a las 15 empezaba las clases de gimnasia infantil con los “chiquis” de 7 a 10 años. A las 17 entraban los de 11 a 14 años, a las 19 los jóvenes desde 15 años, y a las 20:30 acondicionamiento físico para el adulto joven. Llegaba a casa a las 22 aproximadamente y dedicaba un ratico cortito a la universidad. Martes y jueves descansaba el grupo de las 15 por lo que entraba a las 17. Sábados y domingos trabajaba con un grupito en el gimnasio de 10 a 12, y mi entrenamiento era a las 15 hasta las 18 que nos hacen salir del gimnasio. Los domingos no entreno como tal, hago alguna actividad con mi esposo como subir a la montaña con los perritos, o simplemente estudio y descanso para coger fuerzas para la semana.