Jorge Vega

Gimnasia artística

Deportista | Guatemala

¿Cómo fueron los primeros contactos con el deporte? Fue contacto directo, en mi estado había una casa deportiva y llegué allí junto a mis hermanos con quiénes iniciamos en el deporte gracias a Andrés Sican, nuestro primer entrenador. ¿Tuviste que cambiar de entrenadores?¿Cómo fue ese proceso? En un país con poco desarrollo deportivo el cambio de entrenador es importante. Adaptarse con un nuevo entrenador no es difícil, siempre y cuando sea para ser mejor atleta. Tuve que hacer ese cambio a mis 10 años. ¿Qué características mentales o personales colaboraron para que puedas alcanzar por ejemplo las finales en la copa del mundo? Lo más importante fue entender que en una competencia todos somos iguales sin importar en la condiciones que te hayas preparado; el día de la competencia a nadie le importa si has tenido sacrificios, si has tenido la tecnología, implementación deportivo adecuada, buena alimentación, aparatos oficiales y a nadie le importa quién sacrificio más que otros. Ese día importa lo que hagas ¡en la competencia! Con eso en mente eliminas las excusas y te preparas no para participar, sino para competir contra las grandes potencias mundiales. ¿Cuáles fueron a tu criterio tus mejores competencias y que tenías en mente al momento de competir? Montreal 2017, campeonato mundial de gimnasia. ¡Tenía en mis manos para ese entonces el oro centroamericano, el oro centroamericano y del Caribe, el oro Panamericano y el oro en copa mundial! El objetivo era hacer historia para mi país al ser el primer finalista en un campamento mundial. Lo único que tenía en mente era lograr ese objetivo pues ¡dijeron que era imposible para Guatemala! Yo sabía que haciendo lo que mejor se hacer (saltar bien como en entreno y como en competencia) podía lograrlo. Si tuviera que dejarle algún consejo a un niño que está iniciando su carrera en etapas juveniles, ¿qué le gustaría decirle? El camino hacia el éxito consta de dolor, sacrificios, derrotas, tristezas y unas cuantas victorias. Pero si realmente se tiene un sueño y estás dispuesto a pagar el precio, ten por seguro que es el camino a recorrer. Al final tendrás la recompensa por la cual trabajarás día y noche ¡sin descanso y sin excusas!