Yo empecé la gimnasia cuando tenía cuatro años en field trip, un lugar de cuidado de niños. Los entrenadores me vieron y luego hablaron con mis papás cuando me fueron a recoger y les recomendaron que empezara la gimnasia. Empecé con clases una vez a la semana los sábados, luego me pidieron que entrara al equipo del club. Después con los años fui subiendo de nivel hasta llegar al nivel diez, ahí empecé con otro entrenador, me fui de ahí, estuve fuera de la gimnasia como por un año y medio, después entré nuevamente pero en otro gimnasio y con otra entrenadora. Ella me dijo que debía competir para la selección de Puerto Rico. Contactamos al equipo nacional y nos invitaron a participar del nacional para seleccionar niñas para el centroamericano del 2018. Ahí entré al equipo y empecé. ¿Qué fue lo que hizo que dejaras gimnasia en su momento? Decidí irme de mi entrenador por razones personales, creo que mi entrenador me decía cosas muy negativas y al momento de dejarlo no podíamos pagar otros gimnasios. En un año y medio nuestra situación económica cambió y así es que comencé nuevamente ¿Fue distinta la relación con la nueva entrenadora? A mi entrenadora actual le tengo mucho respeto, ella es la mamá de Daniel Leiva, un gimnasta integrante del equipo de EEUU que fue a las olimpíadas 2012 y 2016, también entrenó a una representante de Colombia en los JJOO. Más allá de su recorrido, yo la considero otra mamá u otra tía para mí, me ha ayudado muchísimo en la gimnasia y también en cosas personales. Sentí una buena química con ella como entrenadora y la siento muy motivada para entrenarme. Ha hecho un buen trabajo.