Gimnasia artística
Deportista | Costa Rica
A los 4 años empecé haciendo ballet. Un día mi profesora habló con mi mamá para preguntarle si no había considerado en meterme mejor a una clase de gimnasia ya que yo era una niña con demasiada energía, y pues cuando tenía 5 años empecé ya con gimnasia. Más allá de tus habilidades como gimnasta ¿Qué crees que te ayudó a alcanzar el seleccionado? Tú como psicólogo y la mayoría de atletas de alto rendimiento sabemos que la parte mental es una porción muy grande e importante que también hay que entrenarla y prestarle bastante atención. Sobre todo a cómo manejar la presión, el estrés, también a aprender a tener autocompasión y saber cómo controlarte ante cada situación que sea de prioridad. Desde luego, tener tus objetivos claros y analizar qué puedes hacer o qué dirección tomar para lograr esas metas es clave. Unas de mis metas desde pequeña era entrar a la selección nacional y lograr aportar en competencias representando a mi país. Entonces, desde ese instante, ser disciplinada, perseverante y simplemente tener esa hambre de querer más y querer demostrarle a los entrenadores, jueces, y sobre todo a mí misma que tengo las capacidades físicas y mentales para formar parte de la selección nacional. Estas han sido lecciones que forman parte de mi vida. También tener claro por qué estás haciendo lo que haces es algo que en los días buenos y aún más en los días malos tienes que acordarte e inspirarte o impulsarte nuevamente. ¿Cuál podría ser un ejemplo de días malos para vos? Hace unos años después de las vacaciones de fin año volví al gimnasio y de repente cuando corría saltaba o hasta cuando me sentaba, sentía mucho dolor en la cadera. No sabía lo que me estaba pasando y hasta el día de hoy los doctores que vi no me dieron alguna respuesta. Me acuerdo de ir al gimnasio todos los días y llorar del dolor cada vez que hacía algo, pero nunca quise parar. Mi mamá claramente estaba muy preocupada al verme sufrir tanto todos los días, entonces me dijo que siempre me apoyaría aun si decidía retirarme. Pensar en retirarse de tu deporte en algún momento de tu carrera, siento que es algo común y difícil para nosotros como atletas. Pero yo sabía que no era el momento para eso y le dije que aunque llegara a llorar todos los días al gimnasio, eso era lo que quería, que tenía mucha pasión por la gimnasia y que sabía que iba mejorar. Seguí entrenando y hasta llegué a competir en una competencia nacional aún con ese dolor. Fue muy difícil, pero era lo que yo disfrutaba hacer. En un sentido estaba orgullosa por luchar tanto por algo que me importa. Al final, aquí sigo, y he logrado y aprendido bastante desde eso. Por suerte el dolor ya se quitó con el tiempo y tan solo siento a veces una leve molestia. Si te pregunto ahora por tu mejor competencia, ¿cuál fue a tu criterio? y ¿Recordás en que estaba tu mente en ese momento? Una competencia que se me viene a la mente es Barranquilla 2018 que fueron los juegos centroamericanos y del Caribe. El año previo logramos clasificar como equipo siendo la primera vez que Costa Rica llevaba equipo completo a esta competencia. Tuvimos varios clasificatorios para ver quién hacía cuál aparato, por dicha, logré meterme a todos y competir como atleta all-arround. Nos tocaba quedarnos en una villa con todos los otros países y deportes, entonces fue una experiencia súper increíble. Tuve problemas con unos elementos pero sabía que estaba ahí compitiendo porque me había esforzado mucho y porque me lo había ganado. El primer día de competencia, en el calentamiento de piso, me pasé en un elemento golpeándome la cabeza y tuve una pequeña contusión. Estaba algo perdida pero a la vez yo quería competir como fuera, ya que estaba muy emocionada de estar ahí. Competí y logré clasificar a finales all arround al siguiente día. El día de la final estaba más nerviosa que el primer día, pero solo haber clasificado ya me sentía súper bien con mi representación. También me pasó algo súper loco que nunca se me va a olvidar, estaba compitiendo mi rutina de barras y en la primera suelta que hice se me salió la manilla o guante... Internamente estaba algo en pánico pero mi cuerpo estaba en modo automático, no me quería bajar por nada del mundo. Terminé mi rutina sin caídas, aun teniendo solo una manilla y ¡me hace orgullosa que aun así luché con todo! Terminé bien, puede haber hecho un mejor trabajo, pero estar ahí, haber clasificado, y la experiencia en general, ha sido una de las mejores aún con todo lo que pasó.