Romina Castellini

Gimnasia artística

Jueza | Uruguay

Qué características personales y/o mentales (además del conocimiento reglamentario) crees que necesita un juez en gimnasia para poder ejercer plenamente su función. Una de las características más importantes para ser juez es ser humilde. Hay que estar abierta a que todos cometemos errores y hacemos nuestro mejor esfuerzo para realizar un buen trabajo, pero en nuestro caso la dificultad es muy alta, crece todos los días y hay que aceptar que tenemos limitaciones físicas y psicológicas que nos impiden ser perfectas todo el tiempo. Desde mi punto de vista es muy parecido a ser gimnasta: si tu objetivo es acertar 100 de 100, siempre vas a salir decepcionada. Hay que practicar mucho, estar continuamente estudiando y aprender de la experiencia y de las colegas para mejorar nuestras chances frente a situaciones complejas. Ser humilde no significa no creer que somos capaces de hacer nuestro trabajo, sino todo lo contrario: confiar en lo que sabemos, en lo que vemos y en nuestra experiencia es fundamental. A la hora de tomar decisiones bajo presión y en muy poco tiempo, hay que estar segura y confiar en una misma, tener claro que nuestra intención siempre es hacer un juicio lo más objetivo posible de la rutina y estar abierta a hacer los ajustes necesarios. También tenemos que ser capaces de defender nuestro trabajo cuando estamos convencidas de que lo hicimos bien. Esto último es muy difícil cuando recién empezás, pero se hace más fácil con los años de arbitraje y con la edad. Lo más importante para mí es la empatía, que en nuestro rol se traduce en tomarse el trabajo en serio en señal de respeto por la gimnasta que tenemos enfrente. La mayoría de nosotras fuimos atletas también y sabemos lo que es estar del otro lado, las horas de preparación que tanto gimnasta como entrenador/a pusieron para estar ahí y la expectativa que tienen con respecto a ese minuto treinta en el que presentan su serie. Estudiar, estar preparadas, tener buena actitud en la mesa y ser lo más prolija y discreta posible es una forma de respetar al otro. Estamos ahí para evaluar el trabajo, dar una devolución objetiva y premiar a quien trabajó y logró los mejores resultados ese día. Y encima de todo, tenemos el honor de presenciar los frutos del esfuerzo en primera fila. ¿Qué consultas podés recibir cuando participás de un encuentro con gimnastas fuera de un torneo? Las preguntas se agrupaban en dos grandes categorías: descuentos específicos sobre situaciones particulares en los torneos y nuestra perspectiva como juezas acerca de la gimnasia, de nuestras carreras y de las gimnastas que arbitramos. Me llamó mucho la atención que no supieran cuestiones básicas como qué tipo de accesorios pueden utilizar, pero entiendo que los entrenadores no tienen tiempo de pensar estas cosas para las diferentes edades y sus necesidades correspondientes. Decirle a una gimnasta de 9 años que no puede utilizar pulseras es mucha información, pero charlarlo con una de 14 es necesario y útil para ambas partes. En este tiempo donde no podemos competir ni entrenar muchas horas, podemos aprovechar para focalizarnos más en estas cosas. Un gran tema que surge en estas edades (12-20 años) es el período menstrual y el desarrollo del cuerpo en general, algo que sigue siendo un tabú muy grande en nuestro deporte. El cuerpo de las mujeres cambia muy rápido y en el caso de ellas lo hace frente a un montón de personas y en malla. Es algo muy complicado de manejar tanto física como psicológicamente y no es raro pensar que el 80% de las gimnastas en el mundo abandonan a los 14 años. Muchas preguntas sobre los descuentos son alrededor de usar calza arriba de la malla, arreglarse la ropa en el medio del torneo o qué pasa si se ve el top que usan debajo. Evaluar estas reglas y escucharlas a ellas es un gran debe de nuestro deporte. Otro tipo de preguntas se referían a nuestra experiencia como juezas: cuándo empezamos, si nos gusta nuestro trabajo, incluso si nos divierte ponerlas nerviosas en los torneos. Fue muy importante para nosotras poder transmitirles que también fuimos gimnastas, también nos ponemos nerviosas en los torneos y que valoramos mucho el esfuerzo que hacen cuando se presentan a nuestra mesa. Nuestro rol a veces queda encasillado en algo completamente subjetivo, como si la nota dependiera de nuestro humor o de criterios personales, y la realidad es que trabajamos muy duro para que ese número sea lo más objetivo y justo posible. Creo que para ellas fue divertido vernos fuera de un torneo y charlar abiertamente sobre las cosas que nos gustan y las que no de nuestro trabajo, además de entender un poco más nuestro rol y desmitificar algunas cuestiones sobre la gimnasia en general.