Jimena Basílico

Gimnasia artística

Familiar | Argentina

Cuando abi empezó a entrenar en el CENARD, los viajes diarios implicaban mucho tiempo y un cambio en la familia. Por aquel entonces me iba 6:30 AM a trabajar y abi al cole, salíamos de ahí al medio día y viajábamos directamente a capital volviendo a las 8 PM, dejando a sus hermanos y al papá a cargo de las tareas de la casa. La mayoría de los días, Gustavo (papá, mecánico) trabajaba hasta las 19 horas. Cuando abi empezó a viajar al exterior y a nivel nacional era difícil afrontar los gastos, no te voy a mentir, a mí me ponía mal las diferencia económica entre nuestra familia con el resto de sus compañeras por miedo a que abi se sintiera menos. Gracias a dios nunca sucedió eso y siempre entendió nuestra situación. Más de una vez yo lloraba en el auto por extrañar al resto de la familia y sentirme muy sola mientras esperaba las 5 horas que abi entrenaba. Hoy estoy más tranquila, pero también tengo días en que la extraño porque es muy poco el tiempo que pasa en casa. Durante la cuarentena (COVID 19) estuvimos felices, pero después arrancó a entrenar otra vez y se quedaba en lo de vane (entrenadora) toda la semana y la verdad costó bastante porque ya estábamos acostumbrados a verla en casa. Lo más lindo de esto es verla disfrutar y crecer, afrontando cada nueva experiencia como una grande. Mi consejo para una mamá o un papá de una nena es que siempre se puede, solo hay que buscarle la vuelta, que acompañen y confíen en la gente que guía a su hija, como la entrenadora y los profesionales que siempre buscan lo mejor para ellas, a veces es duro porque no querés asumir que crecen. En mi experiencia me encontré con gente de excelente calidad humana y siempre estuvieron atentos a las necesidades de abi. Hoy ella está donde está gracias a la calidad de personas que la rodearon. Desde el primer entrenador que la cedió por falta de horarios, Julieta que la dejó volar por que le veía futuro, y la gran casa de Gimnastic que siempre confió en ella.