Celeste Carnevale

Gimnasia artística

Deportista | Argentina

A mis papás el pediatra les recomendó que hiciera deporte porque era muy inquieta, era bastante terrible en el jardín, pero en educación física era muy hábil.\r\n\r\nEmpecé a los cuatro años en una sociedad de fomento a unas cuadras de mi casa. Era un espacio con algunas colchonetas. Me dijeron que tenía condiciones, entonces al año siguiente me llevaron a entrenar a Velez, que en ese entonces no era lo que es hoy. \r\nUna vez fuimos de visita a CPO a comprar unas cayeras, vimos que tenían foso de caída, que estaba más lindo el gimnasio, y mis papás decidieron cambiarme para allá.\r\n\r\nMe acuerdo de mi primera competencia que fue en el Club atlético Ituzaingó, era en una tumblinera y tenía que hacer una pasada muy sencilla: saltos, rol adelante, conejitos, eso fue apenas empecé, no tenía nervios. \r\n\r\nLa verdad que la primera vez que estuve nerviosa fue en el primer sudamericano en Perú (1994), tenía 9 años, era parte de la selección y estaba representando al país. Ahí me di cuenta donde estaba llegando, pero siempre disfruté mucho, lo vivía en forma recreativa. \r\n\r\nLa relación de mi familia con la gimnasia fue de diez puntos. Esto me di cuenta de grande, de chica no te das tanta cuenta. Yo entrené hasta los veintidós años y competí hasta esa edad. Mis últimos cuatro años, desde la preparación de meli Siroli (Sidney 2000) hasta el 2004 me tocó transitarlos bastante sola. Entonces en esos momentos empecé a darme cuenta de que había otras familias que no eran como la mía que me apoyaba siempre, sobre todo cuando los resultados no eran tan buenos o ante los momentos de lesiones. En mi caso siempre mi familia quiso que yo disfrutara del deporte, siempre estuvieron cerca preguntándome si estaba disfrutando lo que hacía. El camino es largo y tiene bastantes frustraciones, lesiones y resultados no tan esperables en el camino. En ese momento creo que mi relación con ellos fue clave. Ellos me apoyaban hasta que yo quisiera seguir. \r\nPor otro lado cuidaron siempre la parte escolar mía, la de formación, la parte social. \r\n De las mejores cosas que me ha dejado el deporte es la relación y el apoyo que tuve con mi familia.\r\n\r\nPasé por tres colegios secundarios, siempre se complicaba acomodar los horarios para entrenar. Terminé el colegio mientras entrenaba. Hice el curso de entrenadores en el CENARD y también un año en el profesorado de educación física pero no me gustó mucho, sin embargo me gustaba la parte de ciencias exactas y de biología, así que terminé anotándome en medicina.\r\n \r\nCuando tenía veintiún años empecé el Cíclo básico común (CBC), lo hice en un año y cuando dejé de entrenar empecé a cursar la carrera. Mi hermano me ayudó mucho con la parte de exactas y de matemática porque el nivel de mi colegio secundario no era el mejor. \r\n\r\nEn 2007 dejé la gimnasia y en 2008 empecé la carrera, la hice bien, la hice rápido, en 5 años. Y después hice el año de internado en rotatorio en distintas especialidades. Empecé a los veintidós años, terminé a los veintiocho y entré a la residencia de otorrinolaringología del sanatorio Güemes donde hoy soy médica de planta.\r\n\r\nLa relación de mis entrenadores y mi familia fue buena. Yo estuve en CPO hasta 2014 y después me cambié, representé a River hasta los 20-21 años y el último año representé a Gimnastic de Vicente López. \r\nCon los entrenadores es complejo, siempre hubo altibajos. Este es un deporte muy particular, vos te crías más adentro de un gimnasio que en tu casa, yo a los ocho años entrenaba doble turno dos veces por semana, cuatro horas a la mañana de lunes a sábados y después dos veces por semana tres horas a la tarde-noche. Desde lo familiar hay que ser muy cuidadoso porque le estás dejando la crianza de tu hijo, más allá de lo deportivo, en manos del gimnasio. Mis viejos siempre estuvieron presentes pero intentaban interferir lo menos posible, en líneas generales fue buena mi relación con los entrenadores pero tuve dos cambios de clubes en el medio. Hubieron diferencias.\r\n\r\nPara la preparación de los torneos hacía mucha visualización, eso más de grande. Ahora está en auge el apoyo y la parte psicológica, a mi lamentablemente me han tocado entrenadores cerrados en ese sentido.\r\nConsidero que la preparación psicológica que tuve fue bastante pobre, era muy autodidacta. Es lo que me tocó un poco por la época. A veces entrenaba a escondidas para que veas el nivel de locura que se manejaba. Entrenaba los medio días de doce a catorce de la tarde en el CENARD que no había nadie, practicaba los ejercicios nuevos y eso era toda una cosa de mi entrenador, no mía.\r\n\r\nDesde la preparación psicológica muchas herramientas no tuve pero hacía visualización, refuerzo positivo, y esas cosas, era como mi manera. Tenía una conducta muy regular, era metódica. Tenía mis cábalas: la forma de ponerme magnesio, la forma de preparar los cueros...\r\n\r\nPor suerte tuve un montón de torneos buenos y otros malos. \r\n Como mejores torneos lo primero que se me viene a la cabeza es uno que se llama Bluewater international que es en Canadá. Ese fue como uno de los torneos de afuera importantes que hice. También otro en Bélgica que con catorce años competí contra Españolas y quedé segunda en el all arround. \r\n\r\nLos JJOO juveniles en el año 1999 en Rusia clasifiqué entre las veinticuatro mejores gimnastas del mundo. Fue algo histórico. La única vez que una gimnasta argentina entra a una final all-arround. Ahí también viví lo que era salir del deporte amateur, salir del país y lo que significaba el deporte olímpico. Entendí la parte más histórica, cultural, los valores que promovían los JJOO. En ese viaje además estaba Coria, estaba Nablbandian, conocí también a Georgi Bardach que hoy por hoy tengo buena relación, Fede Molinari, Anahí Sosa, con mi coequiper Gabi Parigi tuvimos la oportunidad de participar de eso que fue una bestialidad. Y además esto que te decía, ir a ver deportes, ir a ver a tus compañeros, alentarlos. Eso fue muy lindo.\r\n También fueron buenos los Juegos Panamericanos juveniles que se hicieron en Curitiva (2000) en los que quedé segunda en el AA, campeona en suelo y segunda en salto. Fue otro evento histórico. Era en juveniles pero no dejaba de ser un panamericano. Estaban EEUU, Canadá, Brasil, eran otras épocas, y nos fue muy bien por equipos también.\r\n\r\nEn 2004 fui tercera en viga en la copa del mundo de Río de Janeiro, ahí fallé en paralelas pero bueno, fui a viga y me fue muy bien. Fue un torneo muy difícil porque había mucho nivel, me tocó pasar última que es algo re importante, parece sencillo pero no, desde el juzgamiento y desde lo personal fue un desafío psicológico importante. Me había ido mal en el aparato anterior, que era para mí mi mejor aparato. Eso estuvo muy bueno.\r\n\r\nEn esa época estaba en un momento bueno. Después lo que por ahí me faltó alguna medalla panamericana, fue como lo que me quedó en el tintero, porque me agarró en una etapa en la que para Santo Domingo 2003 viajé lesionada y después me tocó volver a viajar lesionada para Río 2007\r\n\r\nPor último, el plus de los JJOO es la marca para cualquier deportista amateur. Ahora la gimnasia se está profesionalizando un poco, pero en ese momento era mérito personal y familiar. A mí me tocó hacer categoría mayor en la época que coincidió con la crisis de 2001 Argentina. No tenía apoyo ninguno y cobré en toda mi carrera una beca de 300 pesos que después era de 400. Mis papás pusieron plata absolutamente para lo que se te ocurra, y en el 2003, en el mundial clasificatorio de los JJOO hubo problemas con los pasajes, tuvimos que comprar los pasajes nosotros, que a Bélgica en ese momento valían 800 dólares nos devolvieron 800 pesos en 8 cuotas de 100 pesos para que te des una idea . El sponsor ahí eran los padres, no era lo que es hoy. Desde ese punto de vista es interesante. Entonces, el apoyo de los padres para mi es crucial, y es como el eje, es la crianza, es la educación, es el “a-b-c”. Pero además la parte del apoyo económico. \r\nSin desmerecer lo de ahora, me pone feliz que los tiempos hayan cambiado, pero lo nuestro fue difícil para todas las gimnastas de nuestra época.\r\n\r\nSiento que cuando era más chica fallaba mucho más que cuando era más grande. La confianza la desarrollé con los años de competir y de creer en que si lo haces en el entrenamiento y te va bien ¡puede salir! tenía objetivos reales y que no eran inalcanzables. Sabía que podía cumplir y que lo había hecho mil veces en los entrenamientos. Era cuestión de hacerlo una vez más y tratar de abstraerse. Siempre traté de abstraerme mucho, esa final me la acuerdo patente (Río de Janeiro) porque tenía un podio y un gimnasio de entrar en calor al lado, y yo espiaba lo que estaba pasando, estaba muy focalizada y confiaba mucho en mí, por eso podía mirar. En otros momentos directamente no miraba lo que pasaba, pensaba que yo tenía que ir a hacer lo mío y hacerlo bien, como para no sentirme más presionada. Pero en ese momento el eje era otro, yo iba a hacer algo que venía haciendo y que me salía, no es que nunca lo hice. Quizás en alguna final que sabés que no llegás ni de casualidad podés ir y arriesgar algo nuevo, pero si no, no hay motivo para no confiar.