Natación artística
Deportista | Argentina
Yo entrenaba gimnasia artística en el club Ciudad de Buenos Aires junto con mi hermana. Un día, junto a 2 amigas más nos hicimos la rata de la clase y nos fuimos a la pileta a jugar. Nos pusimos a tirar a la pileta de diferentes maneras, entre ellas, mortales adelante y atrás. De casualidad, en la tribuna estaba una de las entrenadoras de nado sincronizado. Al vernos, nos llamó y nos habló para ver si queríamos probar una clase. Fuimos el día que nos indicó. Nos gustó, y las cuatro empezamos a practicar “sincro”. Estuve una semana en la escuelita y me pasaron al equipo federado, tenía 8 años. Ya a los 9 estaba compitiendo y viajando. Realicé rutina de solo, de dueto junto a mi hermana, y de equipo. Como era la más pequeña de cuerpo y tenía conocimiento de gimnasia, yo era la que hacía las levantadas. Al seleccionado llegué en mi último año de juveniles “B” menores de 18 años, fue en el año 1997 que integre la selección estando en el segundo puesto del ranking. Integre el dueto y el equipo, y viajamos al sudamericano que se realizó en Ibagué (Colombia). Un año antes empecé a realizar los selectivos para entrar en el seleccionado mayor, pero al dar la lista no quedaba. Eso hizo que siga trabajando duro para más adelante, en el año 1998, poder conseguirlo. Quedé de titular para realizar el equipo, y con este, ir al sudamericano en Venezuela. Desde ahí seguí en selección hasta el año 2004, que decidí alejarme y seguir compitiendo para el club hasta el año 2006. En el 2009 me pico el bichito de volver, y tras entrenarme un mes, retomé los selectivos y pude volver a entrar en el seleccionado. Fuimos a los juegos Odesur 2010 y clasificamos a los juegos panamericanos de Guadalajara 2011. Mi mejor competencia la verdad que no lo recuerdo, je. Tengo muy buenos recuerdos de mis últimos años de selección por el grupo humano con el que entrenaba...Ellas hoy en día son mis amigas, aunque estén en Córdoba, Mar del plata, y Rosario. No me olvidó del sudamericano 2002 que logré medalla de bronce en solo. Lo más feo que recuerdo es la preparación para el panamericano, ya que había altura y fue muy duro. En “sincro” estás todo el tiempo en apnea, y con la altura era muy fea la sensación de ahogarte. Fueron días muy duros, de hecho, si estuviera devuelta en ese momento y me dijeran "tenés que ir a competir en altura", la verdad es que lo pensaría más de una vez, je. Nos fuimos a entrenar a Colorado (EEUU) por diez días, con poco tiempo previo a competir. Se dice que para acostumbrarte a entrenar en altura necesitás un mes de preparación para no sentirlo en el momento de la competencia. Nos sentíamos súper mal, estábamos tomando aminoácidos y hierro para el transporte de oxígeno y a mí me caía pésimo. Lo tuve que suspender cuando estábamos en Colorado porque no podía entrenar. La realidad es que en las rutinas nosotros ya tenemos demanda de oxígeno, estamos mucho tiempo sin respirar abajo del agua. Ya la preparación de la rutina sin altura decimos siempre que terminamos ahogados. ¡imaginate ir a entrenar en altura donde era peor! De hecho, en el hotel donde parábamos, nos cansábamos subiendo las escaleras para las habitaciones y teníamos que hacer esa subida por tramos, de lo que nos agitábamos. Trasladar eso a una rutina era tremendo. Nos cuidamos igual entre nosotras, fue un grupo humano increíble, y eso que tuvimos unos problemitas dentro del grupo que si hubiera habido un psicólogo esto no hubiera pasado. Tengo la mala y buena experiencia de haber estado ahí. Nos pasó que una de las más chicas estaba con ganas de volverse a Buenos Aires, no sabemos bien que pasó. Las chicas más cercanas a ella sabían de toda la problemática. Lo cierto es que ni entrenadores, ni las nadadoras más grandes, sabíamos. En una de las exhibiciones previas que hicimos antes de viajar a Guadalajara, ¡en el medio de la rutina esta nadadora se fue! ¡En medio de la coreografía! Era en equipo y en el medio de la coreografía salió nadando crol y se fue de la pileta, esto lo tengo grabado. Yo en el momento no me di cuenta, hasta que me tenían que hacer una levantada que no salió porque faltaba una persona levantando. Fueron gritos en la pileta, en el medio de la exposición para con esta chica. Se generó toda una bronca contra ella y las únicas que la apoyamos fuimos la capitana y yo, que en ese entonces era sub-capitana. Pienso que no somos quienes para criticar a nadie, y hay que estar en la cabeza de esa persona para saber realmente que le estaba pasando. Evidentemente ella no la pasaba bien. En ese momento teníamos preparador físico, entrenadora, una entrenadora de EEUU, y una ayudante técnica. Ninguno del equipo técnico se había dado cuenta que a esta chica le pasaba algo. Ni por verla cabizbaja en los entrenamientos, ni con cara rara, nadie había observado nada. Las chicas que sabían, no advirtieron a los entrenadores. El problema es que se la crucificó. Se la quiso mandar devuelta a casa, pero era poner en evidencia a Argentina en esta situación, e iba a ser mal visto. Se la dejó afuera de la titularidad del equipo, en Guadalajara no compitió, y durante como dos años más, ella dejó la selección. Intentó volver y la tuvieron "freezada" un montón de años, hasta que claramente se habían retirado un montón de nadadoras y, como hacía falta, se la volvió a incorporar. Recién ahí volvieron a confiar en ella. Recuerdo que trabajamos con una psicóloga en el equipo y nos hizo elegir con quien no queríamos dormir. Yo elegí a Sofía Sánchez, que es una de las melli que fueron después olímpicas. Hoy soy íntima amiga de ella. Y aunque ponía que no quería, me ponían siempre a dormir con ella. En Colorado, dormí solo con Sofi. Si bien era yo la más grande del equipo, soy muy desordenada. Me acuerdo que entraba a la habitación y Sofía me decía "hasta acá podés usar vos" ¡Para nena! ¿Quién sos? Encima que yo soy como 10 años mayor que ellas, pero me tenían cortita, je. Para lo que era entrenamiento, me ponían a dormir con ella. En la competencia ya no, dormían juntas las hermanas porque competían juntas. Hoy en día nos llevamos súper bien, y son anécdotas que podemos contar y nos resulta muy divertido. Pasando un poco a este momento tuyo, ¿Qué características tenés como entrenadora? Yo como entrenadora soy muy dura. Todas mis alumnas coinciden que desde que fui madre soy mucho más permisiva y las trato mejor. Como que me sensibilizó un poco el niño parece, je. Soy muy competitiva, le busco el resultado a todo. Pero siempre con buen trato. Tuve experiencias de que me han tratado mal en algunos momentos, y la verdad es que no es el modo. Soy dura, siempre les digo "el día que no te corrija algo y que no sea tan insistente, es el día que ya no veo más oportunidades en vos y que no me importás" si vos ves que estoy machacando y machacando, es porque me importa y veo que podés seguir progresando. Ahora estoy entrenando a junior, mayores, y al dúo mixto de selección, que sería a partir de los 16 años. Trabajé también con grupos de edades más pequeñas. Suelo ser muy compañera de las chicas desde todo. Cuando se entrena, se entrena. Pero después, tienen la confianza para contarme desde peleas con sus novios, hasta también hablar de sus primeras relaciones sexuales. Soy una de las personas que más está con ellas, por la cantidad de horas que pasamos. Tampoco estoy tan lejos de la edad que tienen. Si bien son 20 años de diferencia, es como cerca, me pueden ver como una par. Pero para entrenar, soy dura. Creo que me falta un montón en cuanto a lo que es psicología para entrenadores. Tengo chicas que ya probé de todas las maneras y no puedo, ¡no puedo! No entiendo por qué vienen algunas. Tenés las que van a mejorar y prepararse para competir en el más alto nivel, y tenés las que van a pasar el momento y como que no les importa. Me cuesta mucho el día de la competencia, porque nos han ganado por falta de actitud, y no por técnica. Tenemos más técnica que muchos equipos, pero en actitud, menos cuarenta. En todos los torneos yo sufría mucho la previa. Creo que nunca estuve preparada psicológicamente. Pero una vez que me subía a la plataforma y empezaba la rutina, sentía que era lo mejor que me podía pasar en la vida. En cuanto a las cualidades que necesitan las chicas, me parece que deben tener una cabeza muy fuerte. Es un deporte difícil de mucha exigencia, deben ser muy perseverantes. No siempre se dan los resultados, y hay que ser muy fuertes para seguir trabajando duro. En ese sentido es muy parecido a la gimnasia artística. ¿Qué pensás que te llevo a alejarte en 2006? ¿Y qué te hizo volver en 2009? Primero, me retiré del seleccionado por que había mucha pica entre Rosario y Bs As. Yo era la única de acá, me la banque mucho tiempo hasta un momento que se hizo duro. Deje selección, seguí de onda para el club hasta el 2006. Luego en el 2007 me casé y me aleje del nado como nadadora. Comencé a ser entrenadora y lo disfrutaba desde afuera. Son muchas horas de entrenamiento, me bancaban mis viejos, no había beca, y yo todos los veranos me instalaba en rosario para entrenar junto a la selección, estaba complicado. Tampoco tuve una entrenadora que me retenga, y buen, me fui. En el año 2009 me escribió una carta una nadadora de Rosario, ex compañera mía de selección, y me apoyo para que vuelva a nadar. Decía que me había retirado muy joven y en mi mejor puesto, ya que había llegado en selección mayor a estar número 1. Eso me impulso a la locura de volver al ruedo después de estar sin hacer actividad física. Me entrené sola en el CENARD. Un día estaba bien, al otro decía “esto es una locura ¿qué estoy haciendo?” Pero tuve el apoyo de la entrenadora de Rosario de selección, quien sigue actualmente, que me tiraba tips para los entrenamientos. Y bueno, me presenté en el selectivo y quedé número cinco, asique súper titular una vez más para formar parte del equipo. Viaje a Rosario a entrenar todo el verano. Viajamos al Odesur 2010, y como sacamos medalla de bronce, por primera vez en la historia de la “sincro” Argentina, clasificamos a los panamericanos. Ahí seguí entrenando hasta Guadalajara y luego si, me retire para buscar un bebé. ¿De qué manera afectó la “pica” que contaste? Todo lo que se vivía, se vivía afuera de los entrenamientos. Recuerdo una reunión que hicieron como estrategia para poder solventar los gastos. Decidieron un año que las que viajábamos desde otros lugares a entrenar a Rosario dividiríamos los gastos de pasajes entre todas las integrantes. Se generó un malestar de las chicas para con algunas de nosotras, porque además de darnos alojamiento, tenían que hacerse cargo de una parte de los pasajes. El reclamo fue para nosotras, pero la decisión corría por parte de la federación. Tomaron la misma medida con las nadadoras juveniles. Entre juveniles funcionó sin problemas, probablemente porque los padres intervenían. En mi categoría, recuerdo que hicieron una reunión que estaba destinada directamente a dejarme mal parada a mí. Desde ese día sentí que había mala onda, me sentía incómoda entrenando allá. Esa fue una de las cuestiones que llevó a retirarme. En el agua creo que eso no se veía. Te puedo contar que una de las cosas que nos pasa cuando estamos angustiadas, es estar nadando en la entrada en calor y llorar adentro de las antiparras. Es nuestra descarga emocional. Ya sea porque es duro el entrenamiento, porque estamos mal entre las chicas, o porque extrañamos a la familia cuando estamos lejos. Todo el llanto queda dentro de las antiparras. Te las sacás y ya liberaste, pasa mucho eso. A muchas nadadoras les pasa eso, ir nadando, cabeza agachada braseando, y llorar.