Gimnasia aeróbica
Deportista | Argentina
En cuanto a las cualidades psicológicas que necesita un gimnasta para alcanzar su máximo potencial, yo considero que no pueden faltar las siguientes: Voluntad: en primer lugar, si nosotros mismos no nos ponemos en funcionamiento, nadie lo va a hacer. La voluntad con que hagamos cada cosa que queremos, es lo que nos va a llevar a concretarlo. ¡Tener un buen enfoque! Siempre es mejor trabajar con las cosas claras en nuestra cabeza, ponernos objetivos, y trabajar para ellos. Decisión: para poder tomar las distintas oportunidades que surgen, saber actuar ante cualquier adversidad. Tener firmeza: para superar los obstáculos que se presenten. Y por supuesto tener el valor o el coraje: para llevar adelante lo que nos gusta hacer. Para tomar prioridades, y que gracias a ello, junto al trabajo duro, nuestros objetivos se cumplan. Lo que digo, tanto a mis alumnas como a las gimnastas de otro lado que me piden consejos, es que es primordial hacer un buen trabajo físico. Pero si no va acompañado de un trabajo mental, lamentablemente no podemos llegar a nada. Siempre hago mucho hincapié en poner en claro en sus cabecitas “¿qué es lo que quieren?”, si uno puede definir y tener la seguridad de lo que quiere, es mucho más fácil ordenar el resto del trabajo. ¿Quiero entrenar por “hobbie”? ¿o para ser una atleta de alto rendimiento? A partir de ahí plantear sus propios objetivos, sus metas, y poner voluntad para poder llevar todo eso adelante. Poder tomar las decisiones adecuadas para seguir en positivo, adelante, y sin caer ante las distintas adversidades o frustraciones que nos suceden a menudo. En las edades tempranas, considero importante tener firmeza en lo que elegimos, y el valor o coraje para pensar "¿Esto es lo que quiero hacer?” Bueno, no me importa tener que dejar de lado ir a un cumpleaños, no poder ir a una fiesta de quince años, o lo que sea, para darle prioridad a lo que realmente estamos eligiendo y trabajar duro para ello. Esa es mi opinión en cuanto a lo que son para mí las cuestiones más importantes desde la parte psicológica. Las viví yo misma como gimnasta y hoy en día trato de inculcarle un poquito esta cuestión de cualidades y valores a mis alumnos y a quienes me piden consejitos. ¿Cómo es tu historia en la gimnasia aeróbica? Fui como conejito de indias junto con mi mamá, que fue y sigue siendo mi entrenadora. Nos metimos en una disciplina en la que no había casi conocimiento, fue ir indagando un poco en todo ámbito. Mis primeros pasos fueron con danza, y después tuve la oportunidad de estar en un club de gimnasia artística. Ese sueño de ser una gran bailarina se vio acompañado del sueño de ser una gran gimnasta. Después tuve esa linda confusión de ver a donde me gustaría apuntar. En mi ciudad no había ningún club de gimnasia artística, nadie nunca lo llevo a fondo. Dijimos: “bueno ¿qué podemos hacer dentro de un salón de danza?”, que es lo que nosotros teníamos. Ahí es donde aparece la famosa gimnasia aeróbica, que antes se llamaba “sport aeróbics”. Fuimos indagando con mi mamá y otra profe, tomábamos cursos. .. Antes no había tanto esta información. Yo empecé a competir a los 6 años, la categoría individual era bastante amplia (era como de 6 a 12 años), después seguí haciendo grupo, tríos, y retomé el individual a los 9 años. A los 10 logré la clasificación a estados unidos, y a los 11 fui a mi primer torneo internacional en Anaheim. Fue un súper punto clave que recuerdo con mucha emoción y cariño, era mi primer torneo internacional, estaba súper entusiasmada con la gimnasia aeróbica. Todavía estábamos conociendo lo que estábamos haciendo, siempre tuve una familia que me apoyó muchísimo. Siempre me dijeron que en lo que a mí me gustara hacer, me iban a acompañar como pudieran. Conté muchísimo con ellos, y buen, fuimos un poco a tantear la situación. Me preparo, compito, todo… y solo pasaban 10 a la final. Quedé en el puesto 11, y ahí es donde se me prendió esa llamita, el fueguito por dentro, y el famoso “click” que dicen que uno hace. Ahí es donde dije "¡quedé a un paso de entrar a la final!" ¡no quiero más que me pase esto!, ¡quiero estar entre las mejores gimnastas del mundo! y la verdad… ¡qué bueno que me haya pasado eso a una temprana edad! porque en la gimnasia aeróbica todos empezaban a competir mucho más grandes. Me pasó a los 11 años y me facilitó después toda la carrera. A esa edad, haber tenido claro que yo quería trabajar duro para poder entrar a las finales y estar entre los mejores del mundo, lo tomo como un recuerdo muy lindo y que me ayudó un montón en toda mi carrera deportiva. Dicho y hecho: volví de ese torneo, me puse las pilas para entrenar dobles turnos, a trabajar mucho más fuerte (tanto la parte física como la parte mental), y de ahí en más, torneo que fui, no solamente entraba a las finales sino que también lograba podios y medallas. Pongo ese ejemplo para pensar que lo que uno quiere se puede. A lo mejor no fui de las más talentosas, pero nunca fui de darme por vencida. Siempre fui de insistir, persistir y trabajar. Sin dudas, eso fue lo que me facilito después tener todos los logros. ¿Qué papel jugó tu familia en esto? Mi papá, mi mamá como entrenadora y mamá, mis abuelos (mi abuelo ya no está pero era siempre el que llevaba mis noticias a todos lados, sigue estando mi abuela), gracias a ellos, que me acompañaron en cada decisión que tomé, siempre respetando lo que yo decidiera. Yo decía: "me voy a poner las pilas para esto" ellos decían "bien dai, ponete las pilas para esto" siempre apoyo, cuando era más chica esperándome para almorzar y para cenar, a veces a horas rarísimas por los entrenamientos, siempre conté muchísimo con ellos y lo sigo agradeciendo hasta el día de hoy. Sin dudas haber contado con ese aporte emocional tan lindo de mi familia me ayudó a seguir adelante. Es más, a veces cuando no tenés ganas o te sentís un poquito bajoneada, que ellos mismos te den una mano en sentirte bien, es impagable. ¿Cómo hacen con tu mamá para hacer fructífera la relación entrenadora y mamá a la vez? Esta es una larga historia: creo que aprendí a contar los tiempos musicales y a hacer roles desde la panza de mi vieja, porque mi mamá dio clases hasta el último día antes de tenerme a mí. Creo que un poco de eso vino en la genética. Desde chiquita recuerdo haber estado en el andador en medio de las clases, lo tomé tan desde chiquita que vino adentro mío. Mi mamá siempre me dejó en claro que si yo quería ser música, abogada, o lo que sea, podía tomar mis propias decisiones. Pero la verdad que me apasionó tanto, ¡tanto! esto que pude hacer desde chica... Nosotros dentro de la academia tenemos toda la parte de danza y distintas ramas de gimnasia. Es parte de mí, y tomé la decisión de seguir en este caminito, y bueno, fue lo más lindo poder hacerlo junto a ella que ya tenía toda su experiencia personal. Después pudimos hacer esa experiencia como entrenadora y gimnasta también. En cuanto a cómo sostener la relación, claro que no es fácil. Lo que siempre hicimos para que esto no se viera para mal es tratar de dejar los ámbitos separados. Por un lado mamá-hija y por el otro entrenadora-gimnasta. No mezclar todo, aunque a veces uno inconscientemente lo mezcla. Siempre tuve una admiración profunda por mi mamá, ella desde jovencita tuvo grandes iniciativas que a lo mejor en ese entonces no se hacía tanto. Y yo la veía como progresaba, como trataba de crear cosas nuevas, y veía la forma de ayudar a sus alumnos. Ha sido un ejemplo muy lindo para mí, que traté de seguir sus pasos. Y Por supuesto, en los momentos de entrenamientos respetar cada una de las indicaciones, consignas y correcciones que me fue dando. Me río siempre de una anécdota que contamos que alguna vez me dijo "dai, fijate que en el cissor la pierna de atrás está un poco flexionada" y yo con una cara de "si estoy haciendo mi mayor esfuerzo en estirarla", “yo creo que está estirada”. Me decía "bueno, a ver, filmemos uno y lo vemos… ¡y siempre tenía la razón!, entonces, creo que la forma en que este tipo de relaciones perdure en el tiempo es comprender que la persona que te entrena, lo que te va a corregir, lo que te va a decir, y lo que te va a guiar… ¡es siempre por tu bien! Cuando uno logra entender eso, es muy fácil que la relación perdure en el tiempo y que no sea perjudicada por otras cosas. Así que bueno, creo que ese es nuestro secreto: haber sabido dividir los ámbitos. Hay cosas que se mezclan igual, es lindísimo para mi haber contado en los torneos con ella como entrenadora y como mi mamá a la vez. La mayoría de gimnastas la realidad es que viajan con sus entrenadores y no con su mamá, yo estoy muy contenta de que me haya tocado esta situación. Nunca pensé en cambiarme de entrenador, muchos también lo hacen, o las mismas mamás dicen "no quiero más entrenar a mi hija". Nosotras tenemos una relación muy linda. Creo que también fue muy fácil porque mi mamá es una persona muy fácil de llevar. Por ahí pasa en otros casos que hay entrenadoras que han sido ex-gimnastas, entonces a veces por frustraciones propias quieren revertir cosas a través de sus hijos. Yo tuve la suerte de que mi mamá siempre se dedicó más a la parte de danza y después se fue metiendo más en la parte de gimnasia. Entonces, gracias a dios, no tuve que sufrir. Al contrario, una persona muy especial, muy compañera, con mucha paz, siempre ante cada situación en lugar de ser impulsiva pensaba las cosas... Te cuento una cosa extra, algunos alumnos me transmiten que tienen deberes del colegio. Si uno tiene claro lo que tiene que hacer, es fácil organizar los tiempos. Sí, a veces nos pasa que nos reducen las horas de descanso y necesitamos descansar para estar bien. Pero si pueden organizarse, ¡siempre las cosas se pueden hacer! Les cuento que soy hija de generaciones de hijas únicas: mi abuela, mi mamá y yo también. Siempre vino muy potenciada la responsabilidad de trabajar en serio y ser disciplinado. Ese tipo de crianza, más la enseñanza que me dio el deporte, me ha hecho cumplir mucho con todas las cosas que hacía. A mí me gustaba que me vaya bien en el colegio, prestar atención… quizás quedaba como la “nerd”. Me sentaba en primera o segunda fila, porque mientras el profe estaba explicando, yo trataba en ese momento de ir estudiando. Sabía que después quería tener mis horas para entrenar y que me iba a quedar poco tiempo para estudiar. Así fui abanderada en primaria, secundaria, y en el profesorado de educación física, mientras entrenaba súper a full… Quiero ir con esto a que uno cuando quiere, puede cumplir y hacer todo. Siempre y cuando tenga las cosas claras.